miércoles, 20 de diciembre de 2023

 


Colegio de Economistas de Sonora, A.C.

 

 

 

 

  

 

Competitividad y sustentabilidad de los sectores productivos de Sonora y el potencial de su posición estratégica continental.


Dr. Edgar Piña Ortiz

 

 

 

 

 

 

Introducción

 

Esta ponencia consiste en argumentar en favor de una reconversión productiva de los sectores económicos de Sonora. Una reestructuración, racionalización se debe decir, de los sectores primario, secundario y terciario.

La racionalización que se propone consiste en aprovechar las ventajas absolutas y relativas del territorio y construir las ventajas competitivas que le permitan a la población, a las empresas, los mercados y los gobiernos, elevar los indicadores del desarrollo y el nivel de vida.[1]

Una reconversión de la agricultura sonorense, apunta hacia las especies del desierto o bajas consumidoras de agua y a la producción en ambientes controlados.

En la ganadería vacuna de Sonora, reestructuración significa respetar estrictamente los índices de agostadero para permitir la conservación de pastos y vegetación. Intensificar el rancho, significaría practicar corrales de engorda y sacrificar, empacar y procesar en centros locales, para surtir expendios regionales y de ciudades de la república, todo esto bajo esquemas de asociación productiva con otros ganaderos establecidos en zonas determinadas del territorio sonorense.

Racionalización de la pesca, significa ajustar a la baja los volúmenes de extracción, si es que existe alguna forma de control de este aspecto. Hacer más estricta y efectiva la vigilancia a vedas y al respeto de tallas o de áreas de pesca restringida (si es que las hay).

En la acuacultura corregir los diseños de captación, manejo y distribución de aguas marinas o salobres, de forma tal que se recuperen o rehabiliten los ecosistemas originales de ese tipo de paisajes, con el objetivo de conservar y enriquecer la actualmente depredada fauna costera y marítima.

En la minería, asegurar el eficaz tratamiento de desechos propios de la actividad y cuidar con seriedad los entornos naturales que tengan que ser afectados. Otro paso gigantesco que podría dar la minería sonorense es hacia la metalurgia, ya no digamos la masiva como la industria de los conductores eléctricos base cobre, sino también la más especializada de la wollastonita, molibdeno, grafitos y litio.

Una ventaja absoluta de Sonora es su contigüidad al enorme mercado norteamericano y al océano que cubre la Cuenca del Pacífico. Una ventaja relativa seria, frente a otros estados del país, sus más de 1000 kilómetros de línea costera que en estos momentos lucen más bien deshabitados y sin infraestructura.

Y en cuanto a las ventajas competitivas, están ahí esperando a ser diseñadas y construidas, en base a sectores primarios competitivos y sustentables, una industria de transformación propia que se integre paulatinamente a las líneas de producción globales, aprendiendo de las empresas extranjeras ya establecidas en el territorio sonorense.

Antecedentes[2]

Prácticamente desde la primera mitad del siglo pasado, el estado de Sonora adquirió una fama agrícola, ganadera y pesquera cimentada en los grandes volúmenes de producción primaria, que, al impulso de una Revolución nacionalista, estatista y proteccionista, surgían de los valles en procesos de colonización productiva y apoyados por portentosas obras de irrigación y políticas de apoyo financiero expansivas y flexibles.

La agricultura sonorense, se caracteriza por dedicar porcentajes superiores al 90 % de la tierra y el agua (y el sol), al cultivo de un cereal para el cual no se reúnen las condiciones de humedad y bajas temperaturas, cuando el mercado internacional de los trigos ofrece variedades blandas a mitad de precio del nacional, en lugares próximos como El Paso o Laredo.

La ventaja absoluta del medio oeste norteamericano y las enormes praderas cultivadas en Alberta, Saskatchewan y Manitoba, está basada en el clima de sus veranos intensos, de lluvia y sol alternados en el mismo día y vientos frescos en la efímera noche veraniega.

A la ventaja absoluta de la naturaleza, se agrega la competitividad lograda en el “modelo farmer”. Una breve familia, cultiva miles de acres, utilizando sus propias tierras, su propia maquinaria, su propio capital y por supuesto el propio y directo trabajo en todas las labores de la agricultura desde la siembra hasta la entrega en centro de acopio o de procesamiento industrial.

La infraestructura de almacenamiento, conservación y transporte, es otro factor de competitividad en esta enorme zona agrícola de Norteamérica. Mientras que en Estados Unidos el gran Mississippi y otros 6 ríos navegables le bajan los costos al transporte de productos agrícolas, en Canadá predomina una poderosa red ferroviaria integrada con otra no menos poderosa red caminera y carretera (Fig.1).

Mapa1.



Fuente: The Geopolitics of the Unites States, Part 1, The inevitable empire, Stratfor Global Intelligence, August 24, 2011, Austin, Texas.

En el mapa 1, se observa la enorme extensión agrícola surcada por media docena de ríos navegables, conectados a vías férreas y carreteras, que le dan competitividad a la agricultura norteamericana.

Regresando la mirada a los valles de la costa de Sonora, lo primero que se observa es la minúscula proporción de la tierra cultivable, en un contexto mundial y cuya producción local no alcanza a cubrir la demanda de trigos panificables que consume la región (Mapa 2).

Mapa 2


Fuente: The Geopolitics of the Unites States, Part 1, The inevitable empire, Stratfor Global Intelligence, August 24, 2011, Austin, Texas.

Como cultivo de invierno y bajo el probable efecto del calentamiento global, los trigos que se siembran en los soleados valles de Sonora no alcanzan las bajas temperaturas para el desarrollo de la espiga. Además, la cada vez más notoria ausencia de lluvias de invierno, acentúa la necesidad de riegos con agua rodada proveniente de las presas, bajo un concepto de insumo sin costo real por contabilizar, ya que los costos de oportunidad del elemento escaso en el desierto son altísimos.

Con bajos niveles de ocupación la agricultura extensiva en los valles de Sonora, además del agua, utiliza importantes cantidades de insumos agrícolas como fertilizantes, defoliantes, fungicidas e insecticidas, cuyos remanentes no absorbidos por las plantas, van a dar, mediante la red de drenes agrícolas, a esteros y bahías con consecuencias mortales para especies de flora y fauna costera y marina.

Mientras la agricultura de las costas de Sonora no controle las descargas de aguas residuales y les de tratamiento apropiado antes de verterlas a la naturaleza, el concepto de la sustentabilidad estará 100% ausente del sector primario en el territorio.

GANADERÎA

La ganadería, salvo muy honrosas y ejemplares excepciones, es una actividad primaria enfocada preponderantemente a la producción de becerros y presente solo parcialmente en los puntos de venta de Sonora, ya que se estima que de cada 10 kilos que se consumen de carnes vacunas en Sonora, 8 son extraídos de cajas con sellos comerciales de Texas, Alberta o de otros centros de producción de cortes.

La constante presión sobre el agostadero que ejerce la ganadería sonorense influye en su deterioro y agotamiento provocando bajas en la productividad y la generación de círculos viciosos de sobrexplotación de pastos y forrajes con baja persistente en los ingresos, lo que impide su conservación y mejoramiento hacia la sustentabilidad.

PESCA Y ACUACULTURA

Desde épocas pasadas el tipo de actividad pesquera que se efectúa en las costas y mares de Sonora, se ha caracterizado por su sentido decididamente extractivo y muchas veces con interpretación flexible de vedas y tallas de las especies bajo extracción.

 El creciente número de pescadores, cooperativistas, intermediarios, acaparadores y armadores, sobre un recurso natural finito y vulnerable a la contaminación y a las prácticas abusivas de extracción, como lo es el mar, ha exacerbado el agotamiento paulatino de especies y no parece ser un tema a discusión en los círculos de comerciantes, empresarios y dependencias de gobierno con injerencia en el sector pesquero.

La industria acuícola asentada en las costas de Sonora, si bien ha aliviado la presión sobre los volúmenes de extracción de especies como el camarón, el ostión y otras variedades, también genera impactos negativos en los ecosistemas costeros al modificar los movimientos de aguas salinas en esteros y marismas.

Estas alteraciones del medio, afectan los ciclos biológicos de peces, crustáceos y mariscos, cuyos hábitos reproductivos están directamente relacionados con la existencia de flujos inter mareas y al modificarse la topografía, vegetación y volúmenes de aguas, se impacta negativamente la producción costera.

MINERIA

La fama minera del territorio sonorense, data desde los inicios de la colonia española y en la época actual el estado aparece en el mapa mundial de minerales industriales y estratégicos. Sin embargo, su aportación al PIBE es mínima y se refiere casi exclusivamente a la producción de minerales en bruto sin ninguna o muy poca transformación que agregue valor al recurso natural.

INDUSTRIA

El sector manufacturero de Sonora, se caracteriza por la existencia de segmentos bien identificados de la industria alimentaria y de la transformación, en condiciones de desarrollo a escalas más bien locales.

En las estadísticas del producto interno generado por este sector se incluyen los números generados por la industria maquiladora, con lo cual resulta difícil evaluar el comportamiento del sector manufacturero.

Existen investigaciones que indican que al incluir en las cifras del comercio exterior de Sonora los montos de importaciones temporales y exportaciones de la industria ensambladora, se adultera la cifra del PIBE industrial, ya que en la realidad los valores de importaciones y exportaciones son solamente contables.

Explicado de otra forma, solo existe evidencia documental de que las cantidades en dólares que realmente ingresan al territorio nacional, corresponden únicamente a los gastos de operación, mantenimiento y administración, los cuales están muy alejados de las cifras totales de importaciones y exportaciones que se reflejan en los informes oficiales.

TURISMO

La oferta de servicios turísticos del estado de Sonora esta mayormente concentrada en Puerto Peñasco y Guaymas-San Carlos y es precisamente en nuestras costas donde se resienten las practicas no sustentables de las actividades productivas, turísticas y recreativas.

Además del pernicioso efecto de la pesca comercial extractiva en las costas y aguas oceánicas de Sonora, sobresale la inexistencia de plantas tratadoras de aguas servidas, lo que provoca que la intrusión de aguas contaminadas que dañan playas, bahías y litorales, lo cual afecta el turismo y los niveles de producción de especies comerciales.

La Ubicación: ventaja absoluta

Desde siempre se ha señalado la ubicación geográfica estratégica de Sonora en el mapa continental y su contigüidad al suroeste de los Estados Unidos con todo y sus vías de comunicación, con lo cual la facilidad de acceso a los mercados de Norteamérica es una realidad presente y futura.

El potencial productivo del Golfo de California representa una de las paradojas que urge eliminar, ya que la inexistencia de puertos comerciales, de servicios e industriales, lo mismo que el desaprovechamiento de la enorme posibilidad productiva de energías limpias, turismo recreativo, ecológico y de navegación del Golfo, son factores que están presentes ante la indiferencia de gobiernos, empresarios e inversionistas que podrían transformar el potencial en realidad productiva.

Una mirada a las costas de Sonora, arroja un panorama modesto si es que no pobre, en materia de infraestructura de todos tipos desde Santa Clara hasta Agiabampo, pasando por Peñasco, Kino, Guaymas, Yavaros y multitud de bahías y enseñadas que representan el multicitado potencial. Con la modesta excepción de Guaymas, el resto de la costa de Sonora, sus playas, bahías, puertos y ensenadas, lucen una total desolación.

El Golfo de California visto desde Google Earth, es una inmensa alberca navegable prácticamente todos los días del año, con un potencial extraordinario, como ya se dijo, de infraestructura, transporte, turismo, comercio y servicios, a una distancia competitiva de otros puertos nacionales y de la costa oeste de EEUU. Un apuntador laser, se movería entre Topolobampo y Yavaros, como posible puerta de entrada de las flotas mercantes de la Cuenca del Pacífico.

Como parte de estas reflexiones, se hizo una búsqueda de información estadística relativa al comportamiento del PIBE Sonora y las tendencias encontradas no son nada optimistas. Con información de 2003 a 2021 disponible en fuentes oficiales, se puede afirmar que el comportamiento ya sistémico de la economía sonorense en las escalas cercanas al cero, debería de encender focos amarillos y rojos, de los grupos de poder, gobierno, empresas, inversionistas y académicos.

La competitividad en los mercados globales y el factor sustentabilidad como condición de desarrollo, son paradigmas que se deben de perseguir simultáneamente.

Además, es claro que las oportunidades que ofrecen las políticas económicas del nearshoring, actualmente en proceso de evolución, serán de la mejor manera aprovechables, si las instancias gubernamentales orientan sus políticas públicas al aprovechamiento de las ventajas absolutas y las relativas. En un contexto adecuado, los sectores productivos serán capaces de construir las ventajas competitivas que posibiliten la consolidación ventajosa de la economía sonorense, en las cadenas globales de producción.

La disyuntiva esta entre dejar que continúen las tendencias y el ver qué pasa o diseñar las estrategias que orienten al desarrollo equilibrado y sostenido. Los sectores empresariales de Sonora harían bien en pensar en el significado de la palabra resiliencia productiva para el siglo XXI.

Bibliografía Básica

Piña O., Edgar (2011) Exploración de la Competitividad y Sustentabilidad del Sector Agrícola y Ganadero del Estado de Sonora. Foro Binacional Desarrollo Humano Transfronterizo de la Región Sonora-Arizona, Nogales, Sonora 28 de septiembre 2011.

Stratfor Global Intelligence (2011), The Geopolitics of the United States, Part 1, The inevitable empire, Austin, Texas, August 24, 2011.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] En este ensayo se entiende por ventaja absoluta a la capacidad de un productor, región o país, de producir un bien o servicio con mayor calidad y/o a menor costo que los competidores. Por ventaja relativa o comparativa, se entiende la misma capacidad de producir una mercancía o servicio a un costo relativamente más bajo respecto de otros competidores. Por su parte la ventaja competitiva, es aquella que se obtiene, se construye, en los términos de Michael E. Porter y otros autores, mediante estrategias que le den al productor una preminencia única y sostenible en el tiempo, frente a competidores en el mismo mercado.

[2]Interrogar al pasado y dialogar con él puede encerrar lecciones, aclarar el presente, atenuar los riesgos del futuro” Enrique Kraus, El pueblo soy yo (2023)


viernes, 22 de septiembre de 2023

El Derecho a la Corrupciòn

 


 

 

 

 El Derecho a la Corrupción

Por Edgar Piña O.

 


 

El escritor británico Leslie P. Hartley, en su novela, “Facial Justice“, publicada en 1960 y disponible online, extrapolando a partir de los movimientos que vivió en la Gran Britania, posterior a la Segunda Guerra Mundial, empieza señalando que tras la Tercera Guerra Mundial, si la del primer tercio del siglo XXI,  "la Justicia ha hecho grandes progresos", sin duda.

La Última Gran Guerra Mundial dejó al mundo en ruinas, pero ahora ha surgido de las cenizas una nueva sociedad, gobernada por un dictador invisible que cree que un sistema de estricta igualdad es la mejor manera de evitar futuros conflictos. Demasiada belleza, inteligencia, personalidad o talento está muy mal vista. Aquellos que entran en conflicto con el dictador son castigados, a veces con la muerte y otras con un destino más misterioso y terrible: ser "vaciados".

Se ha conseguido la justicia económica, la justicia social, la justicia espiritual y otras formas de justicia, y se han creado, reconocido y aceptados derechos como en ninguna etapa de la humanidad del planeta Tierra. Pero, nunca falta un pero, todavía había áreas de la vida por conquistar. En particular, la justicia facial aún no se ha alcanzado.

¡Hum..! ¿Cómo está eso?

Se trata de que las chicas guapas han tenido una ventaja injusta sobre las poco atractivas o feas. Por lo tanto, bajo la dirección del Ministerio de Igualdad Facial, y con el visto bueno del Invisible de Palacio, todas las chicas alfa guapas) y todas las chicas gamma (feas) son forzadas a someterse a operaciones en el "Centro de Igualación Facial" con el fin de que todas tengan caras como las de las betas, las normales y corrientes.

​Jael 97 es una chica Alfa, cuya belleza la convierte en un objetivo para el Ministerio de Justicia Facial, donde se espera que se someta a que le modifiquen la cara para convertirla en una cara Beta sencilla y estandarizada. Pero el espíritu rebelde de Jael se niega a someterse a las exigencias del dictador. En lugar de eso, se rebela contra su tiranía y decide cazarlo. . .

Le debo a mi único lector, that’s me, el desenlace de la distópica trama de Facial Justice, con la intención de motivar su búsqueda en Amazon Books o en cualquier otra fuente, y averiguar el desenlace. Mientras tanto viene al caso, para algunos políticos por ahí, que anhelan tener un discurso, un proyecto, una idea genial para lograr, conservar y acrecentar el ánimo de los votantes y apoyadores.Esto les puede servir.

¡Hum..!, otra vez hum, ¿Qué tal un movimiento, un partido, una campaña electoral bajo la bandera del Derecho a la Corrupción? 

El derecho ciudadano a ser corrupto. Cuando las circunstancias de vida coloquen al individuo en desventaja de inteligencia, preparación o capacidad de trabajo, tendrá derecho a ser corrupto, tranza, bandido, asaltante, traficante, diputado o senador plurinominal y hasta presidente de la República. 

¡Ah! y si eres rico, poderoso, exitoso y "simpático" como Salinas Pliego o misterioso como Larrea, también tienes derecho a la corrupción, siempre y cuando se trate de sostener los empleos y servir al país con generosidad. You know....

 Ahí dejo la idea, pero si a alguien le interesa la podemos convertir en estrategia de campaña. ¿A poco no?

 

domingo, 4 de diciembre de 2022

 

El Espejo Humeante

Por Edgar Piña Ortiz

                                                                     

             “La ceremonia en honor del dios Tezcatlipoca, entre los aztecas, era impresionante dramática, cubierta con el sentimiento conmovedor con que vemos la supresión deliberada de una vida.

           Un año antes de su sacrificio se seleccionaba al prisionero de guerra más hermoso, sano y valiente. Los sacerdotes del gran teocalli o Templo Mayor-- la casa de Quetzalcoátl, Huitzilopochtli y Tezcatlipoca --, se encargaban de enseñar al joven guerrero los modales y comportamiento que debía tener Tezcatlipoca, El Espejo Humeante. Una vez educado el escogido se paseaba por las calles y calzadas de la Gran Tenochtitlan, tocando la flauta y recibiendo los homenajes que se merecía el dios principal de los antiguos mexicanos.

           Un mes antes del día del sacrificio, cuatro doncellas encantadoras, ataviadas como diosas, se convertían en sus compañeras y lo complacían en todos sus deseos. El día de su muerte se despedía de sus consortes, para encabezar una procesión en su honor que se distinguía por el júbilo y los festines. Después decía el último adiós al brillante cortejo y entraba al templo acompañado de los sacerdotes que se habían encargado de él durante todo el año.

 En lo alto de la plataforma los sacerdotes lo tendían en la piedra de los sacrificios, le arrancaban el corazón y se lo ofrecían al dios que él, El Joven Divino, había encarnado durante el año solar azteca” (George C. Vaillant)

    Técpatl, El Cuchillo de Pedernal, había encontrado al fin la verdadera felicidad de representar al dios Tezcatlipoca, al ser seleccionado para el papel de El Joven Divino aquel año.

    Al principio, la sola idea de que iba a ser sacrificado le causaba un terror como nunca lo sintió en la propia guerra, ni aun cuando fue capturado por los guerreros tenochcas, en la última batalla en la que participó. Pero con el paso de los días, cuando entendió el tratamiento de dios que toda la gente le daba, pensó que valía pagar con la vida todos aquellos homenajes y atenciones. De no ser fuerte y de buena figura, tal vez ya hubiera sido sacrificado, sin mayor decoro, en cualquiera de los múltiples sacrificios que los aztecas ofrecen a sus no pocos dioses en todas las épocas del año. Ahora que se le otorgaban los atributos del Dios Principal, estaba en libertad de cumplir los anhelos de su corazón y de dar rienda suelta a los impulsos de su juventud.

    Estaba alojado en las espléndidas habitaciones del Palacio Imperial de Moctezuma I, Gran Tloatani o Señor de los aztecas, donde era tratado con el mismo respeto y reverencia, y servido con igual lujo y derroche como si se tratara del  propio monarca. Estaba en condiciones de hacer lo que su voluntad dictara, no se le exigía nada, excepto escoger sus goces y pasatiempos de modo que fueran dignos del dios que representaba y que no estropeasen de modo alguno la belleza, perfección y fortaleza de su cuerpo, el cual iba a ser la ofrenda suprema al dios Espejo Humeante, al inicio de la temporada de lluvias.

     Durante sus veintidós años de vida, el joven guerrero no había tomado conciencia de sus sentimientos y de su sensualidad, debido a su entrega total al estudio y la preparación para la guerra y después a la guerra misma, en las incursiones de conquista o de defensa en las que tomaba parte al servicio  de los señores tlaxcaltecas, vecinos y enemigos de los aztecas. Sin embargo, desde que supo que los últimos veinte días de su corta existencia estarían dedicados a la compañía de cuatro hermosas doncellas, empezó a crecer dentro de su ser una como impaciencia, un calor interno, un apetito que nunca antes había sentido.

       Cuando llegó al fin el primer día del mes tan esperado por los aztecas, Toxcatl, más o menos correspondiente a  Mayo, el comienzo de la temporada de  lluvias, entró muy temprano en sus habitaciones con solemne paso el sumo sacerdote del culto a Tezcatlipoca. Ya en el Teocalli, la Casa de los Dioses, los sacerdotes bañaron al joven guerrero, quitando toda la pintura que le cubría el cuerpo y le cortaron el pelo, que hasta entonces había llevado largo como de mujer, peinándoselo ahora hacia arriba como de guerrero azteca, atado  con una cinta de oro y plumería, de donde colgaban dos borlas también de oro a un lado y otro de la cara.

    Ya vestido y ataviado al nuevo modo, Técpatl, El Cuchillo de Pedernal, fue dejado sólo un buen rato, lo cual aprovechó para pensar en la dicha inmensa que seguro estaba habría de sentir en la compañía de cuatro jóvenes doncellas que también habían sido preparadas para unirse al seleccionado, precisamente el mes anterior a su sacrificio.

    Aquella promesa, aquella expectación que la imaginación le ponía ante la percepción de sus sentidos y le entibiaba la sangre y la piel  toda de su cuerpo, le hacía experimentar un extraño pero confortable vigor que se le manifestaba en el nacimiento de su virilidad; era como sentir en el centro de su ser un pozo que poco a poco se llenaba de energía vital.

   Al término de aquel rato dedicado al pensamiento de los que le esperaba, volvió el sumo sacerdote acompañado de las cuatro doncellas, quienes eran singularmente hermosas y sin el menor defecto físico, tal como establecía la tradición y el ritual escrito en los códices. El sacerdote las presentó a Técpatl no con sus nombres de familia, sino como estaba prescrito, con el nombre de las cuatro diosas que al propósito encarnaban: Xochiquetzatl, Xilonen, Huixtocihuatl y Cihuacoátl.

    Una como embriaguez le inundó el alma y un estremecimiento le recorrió el cuerpo. Había descubierto apenas en unos cuantos días una fuerte necesidad de compañía y ternura femeninas. Estaba ahora a punto de iniciar el encauzamiento de aquellos deseos, que le venían del instinto y que habían despertado en lo más hondo de su ser. Una fuerte sensación de alegría experimentó en su corazón al observar la  radiante belleza de las muchachas que estaban frente a él. Unas gotas de humedad tibia se habían adelantado fuera de la cárcel de su cuerpo, al inhalar el delicioso aroma de aquellas cuatro flores humanas que la vida le obsequiaba, como último regalo a él, que pronto iba a morir.

    Se sonrió y las miró una a una, mientras ellas le observaban ahora sí de cerca, después de haberlo visto tantas veces de lejos al frente del cortejo divino. Ellas se sabían destinadas a él y también sonrieron, sintiendo en sus adentros cada una  distintas sensaciones que le provocaba su temperamento. Técpatl se aproximó y las beso en la boca, según indicaba el ritual, tocándoles las palmas de las manos y así pudo percatarse que el sacerdote que les había preparado y les había impuesto aquellos nombres, había tenido en cuanta sus maneras de ser y de reaccionar. Ellas encarnaban a las diosas de los cuatro elementos de la naturaleza: Huixtocihuatl tenía las manos húmedas y frías, era El Agua; Cihuacoátl, húmedas y calientes, era La Tierra; Xochiquetzatl, secas y calientes, representaba El Fuego y Xilonen, secas y frías, como El Aire.

    Un oculto conocimiento afloró para decirle que su experiencia de amor debía de empezar por El Agua, para seguir con La Tierra y luego El Fuego para terminar por El Aire, pues así pensó que estaba constituido el orden ascendente de la felicidad. Así por eso, dio un beso a Huixtocihuatl, dos a Cihuacoátl, tres a Xochiquetzatl y cuatro a Xilonen, indicando con ello que serían sus compañeras la primera, la segunda, la tercera y la cuarta noche de cada uno de los cinco grupos del último mes azteca de su vida.

    Huixtocihuatl, la bella adolescente que representaba a la diosa del Agua y del libertinaje, vino a su lecho aquella misma noche, Ella era alta, delgada y sinuosa, como el líquido. Sin decir “agua va”, sin esperar a que El Escogido tomara la iniciativa en el encuentro, en cuanto se vio a solas lo abrazó y se enlazó con él, enroscando su grácil cuerpo desnudo en torno al de aquel, como ávida serpiente sedienta  de amor.

    El Cuchillo de Pedernal se sintió preso afortunado de un reptil lascivo y fragante y cerrando los ojos se dejó devorar por el deseo de aquella diosa que absorbía insaciablemente el líquido del amor. El vigoroso Técpatl se dejaba deslizar en una corriente cálida que lo transportaba flotando en el mayor placer que jamás sintiera. “Así, se decía él, acostado de espaldas mientras la mujer recorría con fruición el cuerpo del guerrero, así debe ser el amor en las profundidades de los palacios del esplendor de jade, en las espaciosas salas verdes de la diosa de las aguas, donde las serpientes líquidas se enroscan unas en torno de las otras y se fecundan entre sí con las simientes primeras de la vida”. 

    Pero Técpatl, no obstante la fascinación de la primera vez y del placer inmenso de sentirse devorado por el perfumado aliento de la diosa, sentía cierta desilusión. La explosión final de su entrega en el esbelto cuerpo de la doncella, no fue goce suficiente para compensarle de la sensación de siendo hombre, ser poseído. Sintiendo, disfrutando aún, de los abrazos húmedos y tenaces que lo ligaban y en medio de la posesión líquida de Huixtocihuatl, anhelaba recobrar la libertad.

    Continuó la insaciable diosa joven el resto de aquella noche, disfrutando del manantial de Técpatl, hasta que a los primeros albores de la mañana vio éste con satisfacción que su compañera se levantaba y salía de la estancia con aquel andar sinuoso y como sin huesos. Estaba fatigado y con sueño. Se quedó dormido y soñó que se deslizaba por un infinito lago de dulzura, de paz y regocijo. Al medio día despertó y se bañó recordando haber nadado en las aguas límpidas del amor primero. Se vistió y se fue a reunir con su primera mujer y sus tres doncellas. 

    La comida fue servida con tanto lujo y ceremonia como la del Emperador mismo. Flores, frutas, finas mantas de color y  oro, música y cantos, los manjares más preciados y un aromático acayetl, cigarro de tabaco, al final del banquete para El Joven Divino.

    Mientras Huixtocíhuatl estaba silenciosa y ensimismada, tal vez disfrutando aún en sus adentros la recién pasada noche de amor, las tres doncellas estaban de humor alegre y hablantinas. Por la tarde fueron los cinco a dar un paseo por la laguna en una de las canoas imperiales, tallada y decorada en oro y cubierta con un toldo de algodón blanco y bordado de labor de plumas verdes y rojas. Al tiempo que el prisionero tlaxcalteca  se imaginaba  navegar con la diosa del Agua por la laguna de Tenochtitlan, las otras tres se afanaban por esparcir su perfume y su alegría en el espacio inmediato de El Escogido. 

    Después del paseo, el guerrero ofrecido a Tezcatlipoca se retiró para descansar y meditar y cuando llegó la hora del lecho, se presentó Cihuacoátl, la joven representación de la diosa de la Tierra. Ella era morena y de exuberantes redondeces, con mejillas sonrosadas y grandes ojos negros. Tenía los hombros anchos y potentes y las caderas vigorosas y amplias, que subían en una curva pronunciada hasta una cintura estrecha por atrás y a un vientre musculoso y palpitante por delante. Sus pechos redondos, firmes y grandes; los labios rojos y llenos. Su monte de venus estaba cubierto por una espesa mata de cabellos oscuros que escondían una profunda hendidura de fertilidad.

    Cihuacoátl era poco hábil de movimientos y parecía desconcertada y sin saber qué hacer. Técpatl le había tumbado el huipil y ella se dejaba, demasiado tímida para expresar su deseo; demasiado discreta para evidenciar el estremecimiento que sentía en lo más hondo de su ser, al contacto agradable de las manos del guerrero. La diosa de la Tierra permitía ser acariciada, ser olida, recorrida repetidamente, exhalando un aliento dulce, húmedo y excitante que el joven aspiraba. La mujer dejaba manar de lo más profundo de su cuerpo un humor, una savia embriagadora que el dios Espejo Humeante aceptaba y paladeaba con un apetito propio de la más voraz de las divinidades aztecas.

    Técpatl, El Cuchillo de Pedernal, penetraba una y otra vez, arando una fertilidad de amor, que provocaba el temblor telúrico, el orgasmo vital de la diosa Madre Tierra, y la inundaba con la simiente de la creación eterna. El dios se desbordaba y se fundía en el abrazo divino del amor y la multiplicación. La diosa Tierra, respondía con sus olorosos frutos de aliento cálido y manantial de vida, a la posesión del hombre por voluntad del dios Tezcatlipoca, la adoración principal en la teología azteca.

     "Que contraste con Huixtocihuatl”, pensaba el Joven Divino. Cihuacoátl era pasiva, aunque bien dispuesta y complaciente y él tenía que hacerlo todo. Su cuerpo robusto, duro y aromático le levantaba el deseo y no se cansaba de tocarla, de acariciar sus piernas, sus brazos, las montañas de sus pechos, la loma de su vientre; toda ella tan rica de forma y de sustancia, que respondía con un vigor muy propio, nacido de la masa del músculo y de la preciosa arquitectura oculta de sus huesos, a la presión  apasionada de las manos y a los piquetes de la lanza de amor del dios guerrero.

     Una mujer completa en verdad. La gozó, la paladio, la penetró con fuerza y la volvió a tener varias veces. Era ella una delicia honda y bastante para sus sentidos, que le florecía en gratitud hacia aquella quieta, bondadosa y tierna doncella que se ofrecía en su naturaleza terrenal y a la vez  divina. 

    Tecpatl se durmió. Soñó que caminaba por una voluptuosidad de colinas, entre bosques floridos, arroyos cristalinos de dulzura y desafiantes montañas que se dejaban conquistar por la agilidad del joven. Al verla alejarse con lentitud y quizá con respeto, al llegar la mañana, sintió que se fuera y contempló con atención y ternura su andar, la acción rítmica y pesada de su espalda morena, bien esculpida en volúmenes redondos, que alzaban ya una cadera ya otra en potente alternancia. 

    Al quedarse solo El Cuchillo de Pedernal, contra lo que suponía después de una noche de pleno disfrute, se sintió ligero y descansado, con una sensación de satisfacción que le nacía en el oculto centro de su sensualidad recientemente utilizada. Se levantó temprano y pasó el día de buen humor entre las dos alegres y decidoras vírgenes y las otras dos muchachas ensimismadas, acariciando con alegría y cariño a todas ellas.

     A la tercera noche le tocó su turno a Xochiquetzatl, La Flor Emplumada, la diosa de las flores, la belleza y el amor. Ella era delgada y en el momento en que de súbito dejó caer el huipil, le pareció a Técpatl que en su cuerpo se parecía a Huixtocihuatl, la diosa del Agua, también como sin huesos, sólo que ésta era más pequeña y consistente, de pechos pequeños y firmes y de una exquisita redondez en las caderas y en las nalgas que terminaba en una cintura estrecha. Su piel era de un moreno cobrizo que emitía destellos rojizos al contacto con los rayos de la luna de Anahuac, que se metían por la ventana del Palacio de Moctezuma.

    Al tocarle la brillante cabellera, El Joven Divino tuvo la impresión de que percibía no tanto la extraordinaria belleza de la doncella, sino una especie de vibración, un estremecimiento que le recorría el cuerpo, haciéndolo siempre vivo y tenso. Al tomar cierta distancia por un momento para apreciar su belleza, casi estuvo seguro de haber admirado en la mujer un algo como esfera de calor y luminosidad en torno a ella. Se apoderó de él entonces, un repentino y violento deseo y cuando la tuvo en sus brazos halló que tenía la piel tersa y ardiente, que sus miembros se estremecían como con fiebre y que su aliento era cálido y perfumado como los vientos del sur. 

    Al posar sus labios sobre aquella boca roja, se dio cuenta que ya no habría de buscar la posesión apresurada, que la unión ya era total  aun sin penetrar a la joven y que la sensación era como si él se hubiera introducido a una esfera de fuerte y arropadora luz solar. No eran dos seres entrelazados en abrazo amoroso, sino que ahora ambos eran uno; un único ser ardiendo en un fuego común. ¿Buena respuesta? No, no era eso lo que sucedía, porque ya no era posible distinguir entre una persona y otra y su goce era una larga unión en que ambos se fundían y el uno se encontraba con el otro. ¡Oh, qué noche! ¡Aquello era lo que jamas había imaginado! ...y sin embargo estaba seguro de estarlo viviendo. Cuando Técpatl estuvo a punto para la entrega, buscó la mirada tibia de Xochiquetzatl y encontró una chispa de lumbre que lo envolvió. Ella era diosa del Fuego que lo consumía por voluntad divina y él era el dios Espejo Humeante, el volcán de amor que expulsaba lava candente que cubría por completo a la diosa Flor de Plumas Rojas.

    En el largo instante de la recuperación después del clímax, al prisionero seleccionado se le reveló la idea de que aquello era la clase de vida, tras de la cual sólo la muerte podía tener sentido. En sus ratos de sueño, El Cuchillo de Pedernal, veía un gran volcán que exigía sacrificios de doncellas, vírgenes de cobre, como aquella joven que ahora era su mujer. El guerrero tlaxcalteca soñaba y pensaba en su próximo goce, sacrificio, unión, y se levantaba ávido de más felicidad, en conciencia plena de que al mirar, al tocar aquel hermoso cuerpo se llenaba de energía, lava, que estaba dispuesto a dejar salir sin contención.

    Arribó la aurora sobre el lago de la Gran Tenochtitlan y la joven se fue corriendo y lanzando besos mientras él seguía en cama cansado y feliz, gozando todavía al sol de aquel amor. Durante todo ese día, el prisionero escogido mostró un humor más grave que de costumbre. Transcurrió el tiempo de paseo en la laguna, el cual se prolongó hasta el bosque de Chapultepequetl, con su alegre y encantadora Xilonen y las tres hembras ensimismadas en su reciente experiencia de amor. Cuando el sol se puso en la ribera poniente del lago, Técpatl experimentaba una secreta impaciencia que le roía el alma: ¿Qué puede darme Xilonen que las divinas diosas del Agua, la Tierra y el Fuego no me hayan ofrecido ya?

    La cuarta noche, apenas apareciendo las estrellas, llegó Xilonen, la joven diosa de los Vientos, Madre del Maíz y los Elotes Tiernos. Ella era esbelta y grácil, no muy alta, y tenía el cabello sedoso y de tonalidades de oro obscuro. Poseía un cuerpo elegante y fino, perfecto en todas sus formas y tan delicadamente modelado que cada línea parecía recrearse en entregar su perfil a la siguiente, con las curvas más perfectas que Técpatl jamás imaginó existieran. Xilonen tenía los ojos transparentes y llenos de sonrisa y con ellos acariciaba con un mirar recto y profundo, lo cual él observó desde el principio. En torno a ella parecía soplar una brisa suave y envolvente que lo emocionaba y excitaba sus sentidos.

     La diosa del Aire y del Maíz  se arrodilló al lado del lecho donde ya estaba acostado el guerrero y le miró en los ojos con una sonrisa tranquila y plácida, que tornaba radiante el óvalo hermoso de su rostro. Se incorporó Técpatl, apoyándose en un codo para acercársele, atraído por la misteriosa fuerza magnética de sus pupilas; había deseo en su cuerpo, pero era un impulso absolutamente controlable. Había un vigor en su interior y una impaciencia en su corazón, pero ambas se sometían a una especie de electricidad que exhalaban la piel y el aliento de la doncella. El Cuchillo de Pedernal anhelaba poseer aquel fruto de la vida y al recorrer con ternura las exquisitas formas  de la diosa, sentía un ansia sosegada por absorberla, respirarla, poseerla. Pero había algo dulce, sublime e infinitamente suave que le atraía cada vez más y más, permitiendo posponer la intromisión del pedernal en el fruto tierno de la virgen.

    El Escogido terminó por sentarse sobre el lecho, frente a ella, y ambos, sin dejar un instante de mirarse, vivieron una eternidad en unos segundos, fundiendo una mirada en la otra, en unión tan perfecta, tan pura, tan limpia, que cuando más tarde, cuando sus cuerpos reclamaron su parte en el disfrute y se dieron uno al otro, se quedaron acostados de espalda, con la mano en la mano, llorando lágrimas de júbilo y de satisfacción.

     Cuando el sueño selló los párpados de Técpatl, vio a la diosa Xilonen como soplo de viento, como pluma ligera y volátil, flotando en el aire fresco de la mañana en el lago. Él era, por su parte, como un fantasma, como un ser invisible del espacio, que se transportaba a voluntad y en placidez en el fluido suave de la diosa Transparente. Al final del sueño se vio esparcido por el Valle de Anahuac, como polvo liviano, inundando todos los lugares.

    Acostado sobre la piedra de los sacrificios, en la última plataforma del Templo Mayor, yace el Joven Escogido, ataviado con oro, plumas y suaves ropas de algodón. El sacerdote principal del dios Espejo Humeante, alza el delgado, largo y nervudo brazo, empuñando un cuchillo de obsidiana que deja caer sobre el descubierto pecho del prisionero en un hábil movimiento, arrancando el corazón del sacrificado y ofeciéndolo todavía palpitante y sangrante al Dios Solar, Tezcatlipoca.

    Aun con una gran luminosidad del día, una fresca lluvia empezó a caer sobre la Gran Tenochtitlan...

 


 

lunes, 18 de julio de 2022

Crónica del valle envenenado

   Por Edgar Piña Ortiz

Por allá en los lejanos años de mi infancia, como parte de un paseo a una playa del sur de Sonora,  viví una experiencia de esas que el tiempo no logra borrar. Al final de la cosecha de algodón en un campo agrícola  en las inmediaciones de El Baburo, municipio de Huatabampo, el agricultor invitó a la los pizcadores de la blanca fibra, a un día de pesca en las playas y esteros cercanos a El Pozo Dulce, al sur de El Siaric.

Alrededor de 40 paisanos –trabajadores de Guerrero y Oaxaca, principalmente--  encaramados en una batanga jalada por un tractor, partimos felices de no trabajar ese día y más felices ante la expectativa de comer pescado fresco, en un caluroso día de agosto en el Valle del Mayo

El peculiar transporte, era conducido por El Pipizque, un individuo menor a treinta años, parlante fluido del idioma Mayo y cuyo aspecto mostraba sin lugar a dudas a un sujeto estándar de la región, pero de un color de piel rojizo y un bigote ralo de cabellos amarillos. El extrovertido y amistoso Pipizque, resultó también ser el pescador titular del viaje y todavía no se terminaban de bajar de la batanga los paisanos, cuando él ya estaba preparando una tarraya de respetables dimensiones.

Serían alrededor de las 10 de la mañana cuando el héroe de la película tiró su primer lance, en una playa que a la luz intensa del verano sonorense, resplandecía esplendorosa, mostrando enormes manchones de agua inquieta, efervescente, burbujeante, al aletear de miles de peses seguramente disputándose los nutrientes que el cambio de mareas solía arrastrar a las aguas costeras del Golfo de California.

No fueron muchos los lances que el tractorista-pescador de El Baburo, tuvo que hacer para arrimar a la playa docenas y docenas de unas lizas enormes todavía moviéndose desesperadamente al sentirse fuera de su ambiente. En una enorme fogata, los invitados asamos las enormes y apetitosas lizas, las cuales eran tatemadas enteras y al lograr el cocimiento apropiado eran abiertas  para extraer lo no comestible y aderezar el resto con sal, limón, salsa y las benditas tortillas.

La abundancia de especies de mariscos, moluscos, peces,  aves y mamíferos, era un dato conocido y tal vez no apreciado en aquellos días, como lo demuestra la precariedad de las colonias observables y capturables en la actualidad. Este  5 de Junio, Día Mundial del Medio Ambiente, establecido por la Organización de las Naciones Unidas para fomentar el cuidado del ambiente, me vino a la mente aquel paisaje virgen, prístino de la costa sur de Sonora en la segunda mitad del siglo pasado.

Un recorrido real o virtual,  por las costas de Sonora, nos muestra un paisaje substancialmente modificado. Donde antes había esteros, lagunas, manglares, dunas y canales naturales, ahora hay caminos, estanques, cercas, muros, construcciones acabadas y en proceso y por supuesto la presencia humana, con deshechos, basura, ruidos y una ceguera total a los daños que la naturaleza ha recibido, recibe y recibirá por muchos años.

Los ecosistemas de la franja costera, que por décadas han recibido toneladas y toneladas de desechos humanos, incluyendo aguas negras y agroquímicos de todo tipo con altos niveles de toxicidad, en los recientes años han recibido el embate despiadado de granjas acuícolas, las cuales, con estudios o sin estudios de impacto ambiental, han modificado radicalmente los ecosistemas trayendo como consecuencia la devastación del hábitat de las especies residentes y migratorias y en muchos casos la extinción de flora y fauna terrestre y marítima.

A la destrucción explícita que trajo la colonización agrícola de los valles de Sonora, y  toda su cauda de agresiones, maltratos y aniquilamientos durante el pasado siglo, se agregó el ecocidio de los deshechos y residuos de una agricultura extensiva, altamente demandante de fertilizantes, pesticidas y de la escasa agua del desierto.

El aferramiento de los agricultores y el gobierno que los apoya, a un modelo de producción cerealera  que se caracteriza por su absoluta  falta de competitividad en los mercados nacionales y mundiales, resulta ser también francamente depredador del recurso natural y necesariamente demandante de cuantioso subsidios de origen fiscal, que finalmente benefician a un reducido sector de los habitantes del estado.

La  agricultura extensiva sonorense, herencia intocable del siglo pasado, con su alrededor de 500 mil hectáreas de cultivo, principalmente trigo, no tiene las ventajas comparativas ni competitivas, que le permitan prosperar sin los llamados apoyos, subsidios constantes y sonantes, frente a productores mundiales de primer mundo, que son naturalmente Estados Unidos y Canadá.

Las condiciones naturales ventajosas en las que se desarrolla la agricultura cerealera de Norteamérica, -- el medio oeste estadounidense y la gran pradera canadiense--, le permite a esa industria agrícola producir trigos de calidad a costos realmente bajos, que posibilitan precios al 50% de los precios nacionales  y regionales. Esa es la razón por la cual la agricultura cerealera de Sonora a un siglo de su implantación en el desierto sonorense, está destinada a abandonarse para dar lugar a una agricultura sustentable, basada en especies propias de zonas áridas, con climas extremos y escases marcada de agua, complementada con cultivos en ambientes controlados, donde la utilización del vital líquido no sea predatorio y el uso de insecticidas, fertilizantes, fungicidas y herbicidas se reduzca al mínimo y en forma vigilada.

Agricultura, acuacultura, ganadería, urbanización y la pesca costera y de altura, están teniendo un impacto catastrófico en el medio ambiente sonorense y no parece haber presencia de grupos u organizaciones que levanten la mano y muevan un dedo para detener el ecocidio.

Las formas de vida microscópicas como bacterias, virus y hongos, son también parte de las cadenas bióticas con las cuales convivimos  y compartimos el ambiente, al igual que las especies mayores de la flora y de la fauna terrestre y marina. Las alteraciones que el hombre inflige a la naturaleza tienen un costo que más temprano que tarde tenemos que pagar y ahí estamos todos los sonorenses presentes y  futuros, los actuales y los venideros.

Hagamos algo.

 

miércoles, 9 de marzo de 2022

 

El IDOLO DE BARRO

Edgar Piña Ortiz

 



Ahí está a toda hora, en todo canal de TV, en cada noticia de prensa, en todas las redes sociales y en todas las conversaciones de la gente.

Su  pelo blanco, su piel  color de barro, sus ojillos vidriosos. Sus comisuras pronunciadas hacia abajo, como las de los muñecos de ventrílocuo. Sus gestos y ademanes repetitivos y sus palabras pausadas, lentas, cansinas.

¿Y sus mensajes?

Bueno, su mensaje, más bien, su propaganda repetida hasta el hartazgo es muy simple: todo lo malo que sucede en el reino bananero, es culpa de los adversarios, los contrarios, los conservadores, los enemigos.

Pero todo por servir se acaba. Tanto va el cántaro al pozo que un día se quiebra. Si hay muchos, muchísimos muertos todos los días, colaterales del negocio del narco, del tráfico de personas, de armas y de toneladas de veneno, es culpa de los conservadores anteriores que estaban coludidos con las mafias.

Si pega un ciclón en el sureste del país, es parte del plan de los conservadores para crearle problemas a su gobierno y a la continuación de la cuarta transformación.

Si se publica algo escandaloso de su familiares, sus colaboradores, sus amigos, sus cómplices, no es para tanto dice el ídolo maquillado en ocre, los anteriores robaban más y nadie decía nada.

Si cientos de mujeres son abusadas, violadas o asesinadas no es culpa de las mafias y de las corporaciones militares, policíacas y judiciales, sino de  los que perdieron sus privilegios y quieren crearle problemas al paraíso de la esperanza y la pobreza generalizada.

Pero el elemental razonamiento,  la maniquea visión de nosotros y ellos, la excusa trivial, el pretexto enclenque, la distracción marrullera; el gesto irónico, perverso, falsamente divertido, se están desgastando cada vez.

Las palabras de tanto usarse tienden a perder significado y con el envejecimiento dejan de tener el efecto esperado. Por las comisuras de su boca, al ídolo perverso se le escapa la malsana sustancia de que está hecho.

En su cuerpo desvencijado se refleja el efecto del deterioro, la erosión, el derretimiento de su estructura, producto de carecer de alimento sano, de algo positivo, constructivo, creativo, redituable socialmente y emocionalmente  reconfortante.

Los trucos recomendados, sugeridos e implementados por sus protegidos caribeños, no le funcionan, son intrascendentes, huecos, inútiles y topan con frecuencia con la carencia de recursos. Lógico, si tienen sofocada la economía no puede haber flujo sostenido de impuestos que cubra los gastos billonarios de las fuerzas armadas, los megaproyectos fallidos, los programas sociales manejados con las garras de la corrupción, las estructuras burocráticas obesas y crecientes, las huestes partidistas hambrientas y sedientas.

El disco está rayado, decíamos antes cuando el acetato giraba sobre las mismas líneas y repetía hasta el cansancio las mismas letras. El discurso está agotado y no alcanza a tapar la realidad que se interpone entre la burbuja de palacio nacional y un país, una nación, una república que está viviendo una de sus etapas más difíciles de su nada fácil historia.

El ídolo de barro se derrite.